Por @armando_bastida
Hace once años que nació mi hijo el mayor, que son los mismos que hace que leí un libro en el que aconsejaban que, cuando no pudiéramos dormirlo, probáramos con el ruido de un secador, del extractor de la cocina o de un canal de televisión no sintonizado. A ese ruido se le denomina ruido blanco, y aunque parezca mentira son muchos los bebés que dejan de llorar al escucharlo.
Años después empezó a correr la recomendación de dejar de utilizarlo porque se decía que los bebés, al oírlo, dejaban de recibir estímulos y su cerebro se quedaba en situación de bloqueo; una situación de alerta que los dejaba a la espera de saber qué iba a pasar a continuación, dejando de llorar porque se asustaban, pudiendo afectar a su desarrollo.
Pues de eso precisamente vamos a hablar hoy, tratando de dar respuesta a la pregunta del título: ¿Es seguro utilizar ruido blanco para calmar y dormir al bebé?
¿Qué es el ruido blanco y por qué funciona?
El ruido blanco tiene la particularidad de ser un sonido en el que todas las frecuencias están al mismo volumen, sin sobresalir ninguna sobre la otra. Esto hace que al escucharlo a un volumen suficiente queden anulados el resto de sonidos del entorno, y la persona quede en una especie de situación de aislamiento sonoro, oyendo únicamente el ruido blanco.
Cuando un bebé que está llorando lo escucha deja poco a poco de llorar, se calma, y en algunos casos incluso llega a dormirse (sobre todo si llora porque quiere dormir y no encuentra el modo de acabar de conciliar el sueño).
Ahora bien, por qué pasa esto es lo que no está nada claro. En las primeras investigaciones al respecto, de hace cerca de 30 años, se mencionaba la similitud entre el ruido blanco y el sonido que un bebé puede escuchar en el útero materno; con el tiempo se dijo que no, que simplemente se produce ese aislamiento sonoro y que el bebé, en ausencia de estímulos, se relaja. Y finalmente se dijo que era esto mismo, pero que el bebé en realidad se asusta, se queda en alerta, en suspense, y que ese mismo estrés hace que acabe durmiéndose sin ser capaz de soportar esa tensión.
Yo mismo lo he recomendado y luego he recomendado evitarlo
Como enfermero y padre, debo confesar que lo usé más de una vez, al menos con el mayor. Sin encontrar la manera de calmarlo definitivamente, preso de una espiral de llanto que no sabía cómo calmar, encendí en más de una ocasión el extractor de la cocina por ver si con eso lo lograba, y en más de una ocasión funcionó, produciéndose el silencio y llegando a dormirse.
Pero después me llegó un artículo de una revista (no era un estudio científico), que no he sido capaz de encontrar, que decía lo que cuento en el segundo párrafo: es mejor no utilizarlo, es peligroso, puede provocar problemas del desarrollo en los bebés.
Claro, leyendo algo así, ¿qué haces? Pues dejar de recomendarlo y decir a madres y padres que aunque parece que funciona, es mejor no hacerlo por esos motivos.
Una pregunta recurrente…
Ayer mismo volví a ver un debate en Facebook entre madres, preguntando por el ruido blanco, y andaban más o menos como yo hasta ahora: unas lo habían probado o utilizado con sus hijos y no tenían sensación de que fuera malo, y otras habían leído en algún sitio (y no eran capaces de encontrarlo) que no era bueno.
Ahora ha pasado un tiempo desde que leyera ese artículo y simplemente por eso, porque ha pasado un tiempo, y por responsabilidad a la hora de dar recomendaciones, pensé que antes de responder debería revisar si hay estudios que defiendan una u otra teoría, para que los padres tengan la información y actúen en consecuencia.
Qué dice la evidencia científica
Para hablar de lo que dice la ciencia al respecto les voy a hablar de los estudios que se han publicado más recientemente, porque son los que más llaman la atención al no hacer mención alguna a la posibilidad de estar generando estrés en el bebé:
En un estudio publicado en Junio de 2017 decidieron comparar dos estrategias para ayudar a calmar los cólicos del bebé: mecerlos o hacer uso de ruido blanco hasta que se durmieran. Para ello tomaron a 40 bebés de 1 mes de edad que tenían episodios de llanto inconsolable y vieron que el grupo de niños que eran calmados con ruido blanco acababan llorando menos horas por el día y durmiendo más tiempo por la noche. En las conclusiones dijeron, simplemente, que el ruido blanco funciona mejor que el balanceo, y que puede utilizarse con esa intención.
Otro estudio publicado en diciembre de 2016 hizo uso del ruido blanco como distracción para disminuir el dolor de los bebés durante la vacunación. Con 75 bebés prematuros como muestra, hicieron dos grupos, en los que uno escuchaba ruido blanco un minuto antes de la vacunación, hasta un minuto después de la misma; en el otro grupo los bebés eran vacunados igual, pero sin ruido blanco. Vieron que, al cuantificar el dolor, el 2,9% de los niños del grupo del ruido blanco tuvo dolor severo, por un 82,5% en el grupo control; y que el 67,6% del grupo de ruido blanco tuvo dolor moderado, por un 17,5% en el grupo control. Concluyeron que el ruido blando es una buena estrategia, y sugirieron que se trata de una vía de investigación interesante para saber cómo funciona y en qué casos se puede utilizar.
En otro estudio de diciembre de 2014 se probaron tres estrategias durante un procedimiento doloroso: que la madre tuviera al bebé en brazos, que la madre tuviera al bebé en brazos y se oyera ruido blanco, y que el bebé estuviera en la cuna y se oyera ruido blanco. Vieron que los bebés que menos lloraban, y que menos se alteraban, eran los del último grupo: los que estaban en la cuna y oían ruido blanco mientras se llevaba a cabo la intervención dolorosa, seguidos de los que estaban en brazos y oían ruido blanco, y finalmente de los que estaban en brazos sin oír el ruido blanco.
Entonces, ¿será que están asustados?
Es posible que estés pensando lo siguiente: «Si donde menos llora un bebé es en una cuna con ruido blanco, será que en realidad el ruido blanco los estresa, los asusta, y por eso no reaccionan».
Pues es una posibilidad que no voy a negar, pero no he sido capaz de encontrar evidencia que respalde esta afirmación, así que siguiendo con los estudios he llegado a uno de los más antiguos, de enero de 1990, cuando se creía que los bebés se calmaban porque el ruido se asemejaba al que oían en el útero materno. En este estudio con 40 bebés de 2 a 7 días de vida, se hicieron dos grupos de 20, y mientras a los de un grupo se les puso ruido blanco para ver cuánto tardaban en dormirse, a los del otro grupo se les dejó en la cuna sin hacer nada.
El 80% de los niños del primer grupo ya se habían dormido tras los primeros 5 minutos, mientras solo el 25% del otro grupo lo había hecho en es periodo de tiempo. Además, al monitorizar el pulso de los bebés vieron que en el momento de exponerlos al ruido blanco la frecuencia cardíaca no aumentaba como se esperaría si hubiera una respuesta de estrés, sino que disminuía (las líneas verticales son minutos y la flecha marca el momento en el que se enciende el ruido blanco):
Es decir, sabemos que los ruidos intensos los asustan, les hace segregar cortisol (hormona del estrés), les aumenta la frecuencia cardíaca y los ponen en alerta; pero el ruido blanco no parece producir ese efecto porque los niños se dejan llevar por dicho ruido, cierran los ojos, la frecuencia cardíaca disminuye y se duermen. Incluso se ha llegado a utilizar en las UCIN (Unidades de Cuidados Intensivos Neonatales) porque ayuda a enmascarar el ruido de las bombas, los timbres y máquinas, consiguiendo que los bebés se despierten menos veces y duerman más horas.
A las ratas no les ayudó a desarrollarse correctamente
Y por eso mucha gente empezó a decir que era peligroso. Algunos estudios con ratas y ruido blanco han evidenciado que hay un peor desarrollo cerebral cuando las ratas son sometidas a este sonido. El más reciente es de enero de 2017 y en él observaron que una exposición de dos horas diarias de ruido blanco hace que disminuya la densidad neuronal del cuerpo geniculado medial, que en cristiano quiere decir que afecta a cómo las ratas orientan su atención para escuchar diferentes estímulos externos.
¿Y entonces?
Pues no sé si con todo lo mencionado han llegado ya a alguna conclusión, pero por si acaso y ante la falta de evidencia científica concluyente, la respuesta es que no, yo os doy la mía, tratando de aplicar el sentido común que aún me queda (que ya no es mucho).
Sabemos que el ruido blanco enmascara los sonidos del entorno y deja al bebé en una situación de falta de estímulos auditivos. Esto, que mucha gente dice que es malo, no parece que lo sea a la vista del comportamiento de los bebés y de su pulso: el bebé se relaja y se duerme (mi lógica me dice que cuando un bebé se estresa no se duerme, sino que hace todo lo contrario: llorar, y llorar cada vez más).
Ahora bien, el hecho de que deje al bebé sin estímulos puede afectar a su capacidad de oír, escuchar y aprender del entorno a través de su audición, porque en el rato que está inmerso en el ruido blanco, no oye nada más. Un bebé expuesto a ruido blando demasiadas horas al día tendría probablemente serios problemas para comprender ruidos, sonidos, etc., porque lo estaríamos haciendo «artificialmente sordo».
Pero sabemos también que algunos adultos de los que tienen problemas para concentrarse lo utilizan, precisamente para abstraerse de todo lo demás y poder estudiar o trabajar sin interrupciones, y que algunos estudios aseveran que mejora el aprendizaje y ayuda a aprender más palabras.
También se recomienda el uso de ruido blanco en plantas hospitalarias de enfermos de corazón, porque logran tener un sueño más tranquilo y reparador.
Es decir, sabemos que tiene el poder de «amansar a las fieras», como si de una música relajante se tratara (de hecho, se dice que el ruido del agua corriendo en un arroyo es una especie de ruido blanco).
Y sabemos que los padres que lo hemos utilizado, lo hemos hecho como último recurso, cuando tenemos al crío llorando y ya estamos los dos desesperados, el bebé y nosotros.
Sabiendo todo esto, que el ruido blanco no es eminentemente bueno, ni eminentemente malo, entre tener a un bebé llorando en tus brazos, y en consecuencia estresado, sin estímulos auditivos porque solo se oye a sí mismo llorar, y un bebé tranquilo por escuchar unos minutos ruido blanco, yo voto por lo segundo sin duda alguna.
Diferente es que lo usáramos sin llanto de por medio
Aunque muchos bebés podrían dormirse solos en una cuna con ruido blanco, quizás después de llorar, lo ideal es ir a la raíz del problema. Si un bebé está solo llorando, lo que te pide no es ruido blanco; te está pidiendo comida o seguridad en forma de brazos y cariño, o las dos cosas (dormirse a la teta como hacen la mayoría de bebés amamantados desde el principio de los tiempos). Eso es lo que hacemos la mayoría de madres y padres y con eso suele ser suficiente para que se duerman. Es decir, primero hay que atender al niño en base a lo que necesita (comer helados puede hacerme olvidar que tengo problemas, pero los problemas siguen ahí y tantos helados acabarán por destrozarme la salud).
Si ya lo hacemos y aun así llora porque tiene sueño pero no puede dormirse, porque está molesto por algo, porque tiene lo que parecen ser cólicos y/o porque está cansado de su corta pero demasiado extraña vida, pues entre que llore durante media hora o una hora, a veces incluso más, y el ruido blanco, yo iría de cabeza a por el segundo. Porque no te quedan más soluciones y porque, repito, no se lo estás poniendo a un bebé para eliminar ruido ambiental, sino para eliminar de su oído su propio llanto.
Diferente sería que estando el niño tranquilo lo encendiéramos para que se durmiera; o que estando en su siesta lo encendiéramos para que no nos oyera hablar, recoger los platos, ver la tele, etc.; o incluso que en la quietud de la noche, se lo pusiéramos para que no «oyeran el silencio» (sí, muchos bebés se despiertan por la noche porque prefieren tener algo de ruido -el silencio es muy extraño en la naturaleza-). Entonces sí estaríamos robándole estímulos reales de su entorno sin necesidad, y podríamos afectar al mencionado desarrollo neuronal de las áreas de la escucha y la atención a estímulos auditivos, y le estaríamos haciendo daño.
La información sobre el ruido blanco en vuestras manos…
Así que con los datos que he aportado y mis conclusiones, cada madre y cada padre puede considerar qué es mejor y obrar en consecuencia. Solo les deseo que nunca tengan que utilizarlo, porque eso querrá decir que el bebé no llega a ese punto tan extraño en el que a pesar de que se le da todo lo que tienes, incluso tu energía y tu sueño, llora.
Y si llegas, pues solo añadir una cosa, muy evidente por otro lado: paciencia, todo pasa. Llegará un día en el que dormirán felizmente cada noche; lo prometo.
Mi nombre es Armando, soy enfermero y trabajo en un Centro de Atención Primaria, en el que trabajo en el servicio de pediatría. Tengo tres hijos, Jon, de 11 años, Aran, de 8, y Guim, que tiene 5. Desde que Jon nació mi vida ha cambiado profundamente. Mi escala de valores entró en la centrifugadora y lo que antes estaba arriba, ahora está abajo. Disfruto aprendiendo con y DE los niños, y disfruto explicándolo a quien le gusta escuchar (o leer). Mi página personal es ArmandoBastida.com
España.
Texto extraído de Bebés y Más España.